USO DE LA TILDE
Las palabras se
caracterizan en la lengua española por un solo acento de intensidad, aunque
poseen un elevado índice de frecuencia en el uso, el cual afecta a una sílaba
fija de cada palabra. La escritura utiliza en determinados casos el signo
ortográfico llamado tilde, que se coloca sobre el núcleo de la cima silábica y
se omite en otros, con arreglo al sistema siguiente:
Palabras
sin diptongos, triptongos ni hiatos.
Palabras
agudas de dos o más sílabas.-
Si terminan en vocal o en
una de las consonantes -s o -n, no agrupadas con otra consonante, se
escriben con tilde sobre la última vocal:
bacarrá (escrito también bacará), parné, jabnalí, landó, ombú; alacrán,
almacén, alevín, hurón, atún; barrabás, cortés, parchís, intradós, obús.
Si terminan en vocal o en
una de las consonantes -s o -n, no agrupadas con otra consonante, se
escriben con tilde sobre la última vocal: bacarrá (escrito también bacará), parné,
jabnalí, landó, ombú; alacrán, almacén, alevín, hurón, atún; barrabás, cortés, parchís,
intradós, obús.
Si terminan en consonante
que no sea n ni s, no se escribe la tilde: querub, fondac, pared, rosbif, zigzag,
herraj, volupuk, zascandil, harem (escrito también harén), galop, saber, cenit,
cariz.
Si terminan en dos consonantes,
aunque la última sea n o s (o en x, que es una suma de
dos fonemas /ks/), se escriben tambíen sin tilde: Almorox /-ks/, Mayans, Isern, Isbert
Palabras
graves de dos o más sílabas.-
La regla ortográfica es
aquí inversa a la desarrollada en el subapartado anterior.
Si la palabra termina en
vocal o en una de las consonantes -n o -s, no se escribe tilde sobre la
vocal de la penúltima sílaba: cota,
deporte, casi, cobalto, chistu; Esteban, polen, mitin, canon, Oyarzun;
contabas, martes, iris, cosmos, humus. Si termina en otra consonante se escribe
la tilde: césped, álif, móvil, álbum, prócer, superávit, alférez.
Si termina en dos
consonantes, aunque la segunda sea s, se escribe la tilde: bíceps, fénix /ks/.
Palabras
esdrújulas.-
Se escribe siempre la
tilde sobre la vocal de la antepenúltima sílaba: ménsula, cómitre, tílburi, árbitro, ímpetu;
alhóndiga, mozárabe, intríngulis; matemáticas, efemérides, esperpéntico,
etc.
Los compuestos (exceptuados los que
veremos después), cualquiera que sea el número y la naturaleza prosódica
originaria de sus componentes, acentuada o inacentuada, sólo poseen un acento
prosódico que afecta al último de sus componentes. El compuesto puede ser
agudo, llano o esdrújulo y el uso de la tilde se ajusta a las reglas generales
del acento ortográfico (subapartados A-E). Pero el último componente lleva a veces una tilde que no es
originariamente suya, sino que se explica por la índole prosódica del
compuesto: aguapié (pie, fuera del compuesto), altavoz (voz,
fuera del compuesto), amormío (mío), ganapán (pan), guardahúmo (humo), hazmerreír (reír), maestresala (sala), pisaúva (uva), pleamar (mar), Piedrahíta (Hita), portaguión (guión), protohistórico (histórico), salvavidas (vidas), sinfín (fin), sobrehílo (hilo),
también (bien), trasdós (dos).
Si el acento de intensidad afecta al
penúltimo componente, se omite siempre la tilde que le correspondería de
haberse empleado fuera del compuesto: asimismo (así), penseque (pensé), Piamadre (pía), Riofrío (río), tiovivo (tío).
Los compuestos españoles formados
sobre modelos griegos y latinos o introducidos directamente como voces cultas,
poseen frecuentemente el acento de intensidad en el primer componente. La tilde
recae entonces sobre la sílaba prosódicamente acentuada del primer componente y
la palabra, en estos casos, es siempre esdrújula: írrito, decálogo.
En los compuestos de dos o más
adjetivos que se separan unos de otros con guión, la escritura mantiene la
tilde en cada uno de sus componentes cuando la llevan fuera del compuesto, pero
la presencia de la tilde no es indicio siempre de que en la pronunciación se
haga resaltar el acento prosódico. Hay, por lo menos, vacilación, si se
exceptúa el último componente, que conserva en todos los casos su prosodia
normal: cántabro-astur, histórico-crítico-bibliográfico.
Para el empleo de la tilde en los
adverbios acabados en -mente, debemos tener en cuenta que respetan
la tilde de aquellas palabras a las que se les añade el sufijo: fríamente,
inútilmente, tardíamente, certeramente, repentinamente, etc.
H.
El acento ortográfico de las formas verbales con pronombres personales
enclíticos.-
Estas formaciones poseen un solo
acento prosódico: el del verbo (los enclíticos son palabras inacentuadas). Hay
que distinguir dos cuestiones. Por una parte, la presencia o la falta de tilde
en el verbo dentro de la formación con enclíticos, comparada con la acentuación
ortográfica del verbo cuando se emplea sin enclítico. Por otra parte, la
configuración ortográfica acentual del grupo con enclíticos, en relación con
las normas generales de la acentuación ortográfica. Por lo que se refiere a la
primera cuestión, el verbo conserva en muchos casos su acento ortográfico
originario, de una manera constante en las formaciones del número segundo
siguiente. Por lo que se refiere a la segunda cuestión, el acento ortográfico
de las formaciones con enclíticos está siempre de acuerdo con las reglas
generales cuando dicha formación es esdrújula, pero deja de estarlo en algunos
casos en que la formación resulta con acentuación llana (los tres últimos
ejemplos del número segundo siguiente) y cuando la formación es sobresdrújula
(algunos ejemplos del núm. 4.°).
Las formas verbales monosilábicas y
las formas agudas, seguidas de un solo enclítico, se atienen en el uso
ortográfico de la tilde al mismo régimen que cuando se emplean solas: da-le,
fui-me, decid-me, reír-se, oír-lo, dé-le (del verbo dar), salí-me,
partió-se (los verbos con el mismo acento ortográfico que cuando se
emplean solos: da, fui, decid, reír, etc; pero la formación se
atiene a las reglas generales del uso ortográfico solamente en los cinco
primeros ejemplos: dale como sale, de estructura
silábica análoga; fuime como fuiste, etc.; en los
tres últimos ejemplos, se aparta de las reglas generales: déle diferente
acentuación que la palabra ele —
nombre de la letra l —, de estructura silábica análoga; salíme diferente
de sublime, etc.)
Si una forma verbal monosilábica o
aguda se agrupa con dos enclíticos, la vocal prosódicamente acentuada del verbo
se escribe siempre con tilde, aunque no lo requiera cuando se emplea sola: dá-se-lo,
dí-me-lo, decíd-nos-lo, pedír-me-la (en contraste con da, di,
decid, pedir);partió-se-le, oír-se-lo (de acuerdo con partió,
oír). Todas las formaciones se convierten en "supuestas" palabras
esdrújulas.
Si una forma verbal llana o
esdrújula se agrupa con uno o más enclíticos, la vocal prosódicamente acentuada
del verbo lleva siempre tilde, lo exija o no cuando se emplea sin
enclíticos: hablába-se, mirándo-os, quisiéra-lo, viéra-nos, dába-se-le,
hablándo-se-lo, permíta-se-me; dijéra-se-me-lo (en contraste con hablaba,
mirando, quisiera, viera; daba, hablando, permita; dijera). Pero decía-me,
oía-lo, veía-la; decía-me-lo (de acuerdo con las formas verbales
empleadas solas: decía, oía, veía). Todas las formaciones son aquí
esdrújulas o sobresdrújulas.
Cuando alguna de estas formaciones se
sustantiva, se emplea tilde si la voz resultante es esdrújula, aunque el verbo
no la lleve fuera del compuesto: pésame, pésete.
Inversamente, deja de emplearse tilde si el sustantivo tiene acentuación llana,
aunque la lleve la forma verbal cuando se emplea fuera del compuesto: acabose,
cargareme, detente.
Aparecen sometidos a un régimen
ortográfico especial los imperativos plurales de los verbos reflexivos, o en
construcción reflexiva, tras la pérdida de la desinencia. Formas
como marcha-os, detene-os han de emplearse sin tilde, a pesar
de que la forma verbal es aguda y de que se agrupa con un solo enclítico.
Pero estos imperativos se igualan así ortográficamente a los nombres terminados
en /éo/, /áo/ citados con anterioridad. Como ellos, y por las razones que se
exponen allí, vacilan entre diptongo e hiato.
Los verbos en -ir llevan
tilde: partíos, a causa del hiato.
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